En El Palomar, desde el miércoles 18
Festival EPA CINE, un lugar de resistencia
Nació como iniciativa de un grupo de estudiantes de Filosofía y Letras, y ya va por su octava edición. En un momento especialmente difícil para la producción argentina, sus responsables no bajan las banderas.
Miércoles, 18 de junio de 2025

Había una vez un grupo de estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA que, a mediados de la década pasada, debía viajar varias horas diarias para ver películas que rompieran con los esquemas más comunes de la cartelera comercial. Ellos vivían en el oeste del conurbano bonaerense y sabían de primera mano que la exhibición de un cine alternativo estaba atada a la voluntad de los programadores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con la idea de romper con esa hegemonía porteña es que uno de ellos, Eduardo Marún, se acercó a la sala de su localidad, el Cine-Teatro Helios de El Palomar, con la propuesta de un festival de cine bajo el brazo. Casi diez años después de aquella idea, el Festival Internacional de Cine de El Palomar (EPA CINE) ya es un evento consolidado en la comunidad, una condición que deberá revalidar con la octava edición.
El EPA CINE 2025 se realizará entre este miércoles 18 y el domingo 22 en dos espacios de enorme significado para los palomarenses como el Cine-Teatro Helios, fundado originalmente en 1951, cerrado en 2001 y reabierto tras una puesta en valor en 2012, y el histórico bar alemán Graf Ciudad Jardín. “Queremos que se genere una sinergia entre el festival y los espacios”, dice ahora Marún, devenido en director del EPA, quien calibra sus expectativas según el contexto: “Tenemos el deseo de que se acerque mucha gente con ganas de encontrarse mirando películas que propongan diversas miradas. Buscamos seguir siendo un lugar de resistencia simbólica y cultural”.
El Helios y el Graf verán el desfile de las integrantes de una programación que, a diferencia de la mayoría de los festivales, no estará dividida en secciones competitivas y paralelas, una decisión que responde a cuestiones tanto “conceptuales como de costo”, según explica Marún, y detalla: “A veces hay cuestiones que vienen acomodadas y uno las toma. ¿Por qué un festival jerarquiza una película sobre otras? Lo importante dentro de una sección es que las películas dialoguen entre sí y que ese diálogo sea en gran parte fabricado por las personas más importantes, que son las del público. Si tenemos que jerarquizar una película sobre otras, estamos desbalanceando ese diálogo. Por otro lado, tener una sección competitiva implica un gasto en términos de jurados. Esas dos variables nos llevaron a poner la energía en otro lado y fomentar otro tipo de relación con las películas”.
Cuidar el mango no es una actitud exclusiva del EPA, especialmente cuando el sector cultural ha sido uno de los blancos predilectos de las tijeras del gobierno nacional. Para este festival el año pasado fue particularmente difícil, al punto que sus organizadores debieron recurrir a los ahorros generados en ediciones previas para solventarlo, mientras que ahora contaron con el apoyo para festivales otorgado por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, que a partir de 2025 se amplió a todos los eventos. Es, quizás, una consecuencia de la reivindicación de la “identidad bonaerense” del último tiempo. “Creo que los festivales provinciales nos apropiamos de ese concepto y entendimos que también somos formadores de esa identidad, sobre todo en la pata más cultural y simbólica”, dice Marún.
Popular tradición de nuestra tierra, de Mariano Llinás.
Lo que no cambia respecto a otros festivales es la elección de una película de apertura y otra de clausura, honores que recaerán, respectivamente, en la española A nuestros amigos, de Adrián Orr -cuya ópera, Niñato, ganó la Competencia Internacional del Bafici 2017-, y en la nacional Popular tradición de nuestra tierra, en la que Mariano Llinás vuelve a cruzar ficción y documental, una constante de las elegidas para la programación. “El EPA no es un festival temático, sino que tratamos de estar muy atentos a lo que está sucediendo con el cine del momento. Nos gustan mucho los documentales, pero también nos gusta romper la barrera entre ficción y documental. Notamos que el cine de hoy está hablando mucho sobre la búsqueda de archivos, cómo tratarlos y, por ende, cómo entablar una relación con una memoria que se nos aparece como viva y que muta, se transforma y se puede abordar de distintas narrativas”, cuenta el director.
La explicación cuadra perfecto con las cuatro películas del apartado “Huellas del pasado”. Allí se verá Senda india, en la que Daniela Seggiaro resignifica las imágenes filmadas en 1991 por un joven wichi, y L'addio, donde Toia Bonino revisita el pasado de su abuelo, un colaborador estrecho de Benito Mussolini, para indagar en los pliegues de la masculinidad dentro de su familia. Sobre videos de épocas oscuras almacenados en archivos versa también la notable Bajo las banderas, el sol, de Juanjo Pereira y centrado en la figura de Alfredo Stroessner. Por último, en Todo documento de civilización, la realizadora Tatiana Mazú González propone una reflexión audiovisual a partir del caso del crimen de Luciano Arruga.
En la sección “Restos del presente” se verán Holy Electricity, de Tato Kotetshvili, y Las ruinas nuevas, de Manuel Embalse, mientras que “Autores” enmarcará la exhibición de To a Land Unknown, de Mahdi Fleifel, e “Infancias”, la de la mexicana Monstruo de Xibalba. El EPA 2025 tendrá un homenaje a Mario Piazza con La escuela de la señorita Olga y un rescate de Héroes olvidados, de Raoul Walsh. La función con música en vivo será La caída de la casa Usher, de Jean Epstein. Lo clásico y lo moderno, a la orden del día en esta fiesta cinéfila en el corazón del oeste del conurbano.Miércoles, 18 de junio de 2025