Jueves, 4 de Septiembre de 2025
04/09/2025 16:43:46
Dirigido por Lautaro Murúa y protagonizado de manera magistral por Marilina Ross, el film anticipó varias luchas por la identidad de género.
50 años después, "La Raulito" vuelve al cine

Dirigido por Lautaro Murúa y protagonizado de manera magistral por Marilina Ross, el film anticipó varias luchas por la identidad de género.

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Jueves, 4 de septiembre de 2025

El clásico argentino La Raulito cumple medio siglo desde su estreno y el Ciclo de Cine LGBTIQ+ organizado por el Suplemento Soy de Página/12 y el Cine Arte Cacodelphia lo celebran con una proyección especial para homenajear a una obra pionera de la cinematografía queer local, dirigida por Lautaro Murúa y protagonizada por Marilina Ross. Como todos los jueves, será una nueva oportunidad para disfrutar de una programación de películas pensada para contrarrestar los discursos de odio y la violencia institucional oficial contra la disidencia cultural y sexual.

Estrenada en 1975, en medio del terror sistemático instalado por la Alianza Anticomunista Argentina y conducida por una comprometida actuación de Ross acompañada por Fernanda Mistral, Duilio Marzio, Cristina Banegas, María Vaner, Roberto Carnaghi y Juanita Lara, vuelve a las salas una biopic queer totalmente adelantada a su época que poco después de su estreno se convirtió en uno de los films más exitosos de la década del 70 en Argentina y España, realizado con una narrativa cruda y espontánea que recoge los hechos verídicos de la vida personal y del entorno social de María Esther Duffau (1933–2008), mundialmente conocida como “La Raulito”, queer mucho antes de que se usara públicamente esa terminología y, fundamentalmente, célebre hincha de Boca Juniors.

Como cuenta su propia historia, La Raulito adoptó una identidad masculina para sobrevivir a una vida marcada por la pasión por el fútbol, la libertad irrestricta de sus acciones y la supervivencia callejera entre los encierros en instituciones psiquiátricas, hospitales, reformatorios, asilos, cárceles y una seguidilla incontable de procesos judiciales “por vagancia, por cualquier cosa, por lo que fuera”, ganándose la vida como canillita o lustrando zapatos por una moneda: "Ahí me empecé a vestir de pibe, porque para una pibita laburar en la calle es más difícil, pero para un pibe no", reflexiona Marilina frente a la cámara compenetrada en su rol actoral. "Yo me enamoré de ese personaje, me enamoré de esa historia, de ese ser, de todas esas ganas y esas fuerzas de vivir a contrapelo de la sociedad y seguir, y no encontrar nunca su sitio. Yo también seguí buscando mi sitio": así la protagonista rindió homenaje a La Raulito en Canal 9 en los 80, momento en el que se fundió con ella en un abrazo en vivo para sorpresa de la actriz y cantante que no disimuló su admiración por semejante personaje.

Surgida del impulso de la propia actriz, que cinco años antes de su estreno representó el mismo papel con el grupo Gente de Teatro para la serie Cosa Juzgada en TV, la película de Murúa se sitúa en la época de la adolescencia de La Raulito, en su vida cotidiana en una peligrosa Buenos Aires con la desnutrición producto de la pobreza, un padre violento y abusivo, una madre ya fallecida, la delincuencia, los destrozos, los incidentes en la vía pública y la persecución policial de la cual, como ella declara al inicio, "Siempre me escapo. Desde que nací estoy escapando". De lo que afortunadamente no pudo escapar el film fue de ocupar el puesto 20 de las mejores películas argentinas en el Top 100 realizado por el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken a comienzos del milenio.

"No me hallo en ningún lugar. Y no es que la gente no me quiera. Yo también los quiero. Pero no sé, no hay lugar", declara Marilina interpretando a La Raulito con su corte de pelo, postura, ropa y actitud masculinas, en un film realizado 17 años antes de la primera Marcha del Orgullo LGTBIQ en Argentina. Debido a su éxito, con una secuela estrenada dos años después con el mismo director y protagonista, La Raulito en libertad. La Raulito transitó ya antes las pantallas como extra en Pelota de trapo, dirigida en 1948 por Leopoldo Torres Ríos: un chico de clase obrera que sueña con ser estrella del fútbol y, como un presagio, marcaba la identidad de una joven forjada por su pasión xeneize y su necesidad de patear una pelota en algún potrero.

Enmarcada en un contexto de violencia estatal, persecución y de las primeras desapariciones que se profundizarían durante la dictadura, La Raulito, por la temática y la identidad queer de su protagonista, atravesó un proceso de realización muy arriesgado: "Es muy fuerte lo que me estaba pasando a mí en ese momento, estaba amenazada de muerte por la Triple A. Me iban a matar donde me encontraran”, dijo Ross, que en muchas oportunidades remarcó su identificación con una persona que en su lucha por la libertad representó una vía de escape en una época oscura. No es casualidad su trabajo magistral en el monólogo improvisado más conmovedor de la película, en el que reflexiona sobre su condición existencial, tanto del personaje como de la persona: la grabación tuvo que ser cortada repentinamente porque los llantos de emoción de Murúa comenzaron intervenir con el sonido directo.

Poco después, Marilina señaló que por ese monólogo fue premiada en todo el mundo menos en Argentina, recordando esa experiencia tan liberadora: “Yo no podía parar de llorar porque lo que decía como La Raulito era lo que me estaba pasando a mí en la realidad. En mi caso era: ¿a quién jodo si lo único que quiero es filmar? ¿Por qué me amenazan? ¿Por qué me mandan a matar si no molesto a nadie? En el momento del monólogo me conecté tan profundamente con el reclamo de La Raulito que la emoción me brotó del alma, o del más allá”.

Muchas escenas fueron grabadas con cámaras ocultas, como aquella cuando La Raulito vende diarios por las calles sin que los transeúntes notaran que estaba actuando. Eso dotó a su performance de una gran naturalidad, situación que también la llevó a jugarse la vida al ser realmente perseguida por la policía al grito de “Alto o disparo” en las inmediaciones de Tribunales. Así atravesó un film cuyo desenlace, muy a Los 400 golpes de Truffaut pero elevando la cuota de suspenso y dramatismo, buscaba algo de redención . Tan importante fue para Marilina ese papel que, cuando La Raulito falleció el 30 de abril de 2008 a los 74 años en el Hospital Argerich, la actriz fue una de las primeras en llegar al velatorio en La Bombonera y, al notar que le habían puesto una mortaja llena de puntillas sobre el cuerpo, movió cielo y tierra para que inmediatamente fueran a buscar una camiseta de Boca Juniors y se la pusieran.

La Raulito fue un personaje celebrado por mucha gente en muchos ámbitos, y lo mismo ocurrió con la película, traspasando todas las fronteras y los nichos culturales en los que se proyectó y triunfó. El día que La Raulito falleció se jugaba un partido de fútbol entre Boca Juniors y Cruzeiro, y los equipos guardaron un minuto de silencio por su partida. Sus restos fueron inhumados en un cementerio privado gracias a que un grupo de jugadores de Boca donó una parcela. No es muy común encontrar semejante recibimiento en personas LGBTIQ en ámbitos tan poco relacionados con la diversidad sexual y de género, pero el impulso y la defensa de su propia libertad logró romper las barreras para ingresar en ámbitos inesperados, en tiempos en donde un cuidado público como ese a las personas queer era prácticamente inimaginable. La película también recorrió los caminos más inusuales: el 25 de julio el CABJ la homenajeó proyectando la película en el Salón Filiberto de La Bombonera y, por si no quedaba claro el marco en el que se realizó este reconocimiento histórico a esta histórica figura queer, luego de la proyección se unieron Marilina Ross y Sandra Mihanovich con la intención de revivir la importancia de esta película pionera, apropiada como una bandera tejida en fílmico para representar las luchas y las conquistas de personas y colectivos de la disidencia sexual y de género, tanto adentro como afuera de las canchas.

* Jueves 4 a las 19 en el Cine Arte Cacodelphia, Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1150.


Jueves, 4 de septiembre de 2025

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